Hace mucho tiempo, en tiempos de Herodes, un niño estaba por nacer. Las profecías decían que
sería un niño lleno de luz, un niño muy especial para toda la humanidad. Una noche fría de
invierno, el cielo estaba oscuro, no había estrella que brillara en el firmamento. Una estrella en
particular se sentía triste.

(Entra estrella en medio del escenario).
Esa estrella no tenía brillo y su luz no se reflejaba en la tierra. Estaba apagada. En eso, aparece un
ángel en los cielos (entra ángel) y ve que la estrella está apagada y triste.

ÁNGEL. Estrellita, ¿Por qué estás triste?
ESTRELLA. ¡Mi luz se ha apagado!
ÁNGEL. ¡Pero tú eres una estrella muy especial!. Esta noche tengo un trabajo para ti.
El ángel sopló sobre la estrella y la estrella comenzó a irradiar grandes rayos de luz. Su brillo nunca
había sido tan potente. El ángel le explicó que el hijo de Dios nacería en tierras lejanas y su misión
era guiar a todos hacia él. La estrella se puso muy feliz, nunca antes había iluminado tanto.

Así comienza el hermoso trabajo realizado por los niños y niñas de primer grado como cierre del año.