
Arduamente preparamos la tierra, sembramos, vimos a la madre Naturaleza hacer su magia, rogamos por el sol y por la lluvia, vimos los brotes, se hicieron plantas, vimos la gloria de las espigas que luego se volvieron doradas como el sol, incluidos sus rayos tan luminosos. Y luego… la cosecha, colgar los ramos y esperar los solitarios meses de verano. Ha llegado el tiempo de desgranar y moler, para que, tras el sacrificio de ser trituradas, las semillas se vuelvan fina harina para darnos el pan. Pan que compartiremos en la fiesta del Pan, como preparación para la Pascua.
El trabajo humano por excelencia, unión de cielo y tierra, aquí en imágenes de cuarto y sexto grado.
Bendito pan.