Al hacer dibujo de formas todo el ser humano interviene en el movimiento. Esta participación vital y emotiva en las formas constituye una experiencia artística que no sólo afecta a los sentidos sino que suscita formas internamente para captar más profundamente el mundo natural que nos rodea.

Como gestos, estas líneas no deben ser apreciadas tal como aparecen en su estado final en el papel o en la pizarra; lo interesante es el proceso y el esfuerzo que hace el alumno o la alumna para interiorizar la forma en su ser y la estela que deja ese dibujo en su interior.

Vitalidad, movimiento interior, motricidad, precisión, voluntad, y belleza son algunas de las cualidades que nos permiten explorar y desarrollar el dibujo de formas.

Aquí algunos trabajos de niños y niñas de tercer grado.

Maestra Florencia