
Un puente hacia el mundo
En la pedagogía Waldorf, el tercer grado marca un momento profundo en el desarrollo del niño. Alrededor de los 9 años, muchos niños comienzan a vivir lo que se llama la “crisis del Rubicón”. Por primera vez, sienten que ya no son uno con el mundo que los rodea: empiezan a experimentar una creciente individualidad, una separación interior entre ellos y su entorno. Es un despertar a la conciencia de sí mismos, y también a la necesidad de aprender a vivir en el mundo de forma más autónoma.
En este momento vital, la currícula Waldorf responde de forma sabia y empática. Se presentan temas que conectan con esta vivencia interior: la agricultura, la construcción, los oficios tradicionales, el trabajo con la tierra, el alimento, el abrigo. Entre estos, la construcción ocupa un lugar especial, incluso desde la narrativa y la creación de las primeras viviendas en la antiguedad.
A través de este proceso los niños comprenden que, en todas partes, el ser humano ha buscado cobijo, protección y arraigo. Cada vivienda nace en diálogo con el entorno natural, los materiales disponibles y las necesidades culturales de quienes la habitan.
La construcción es un acto creativo, práctico y profundamente simbólico: construir un hogar es, para el niño de 9 años, una forma de responder a su nueva vivencia interior. Ya no vive fundido con el mundo: ahora comienza a necesitar un lugar propio.
Este proyecto no es solo manual. Es emocional, artístico y profundamente humano. Les ayuda a encontrar un sentido de seguridad en medio del cambio interior, y a descubrir que, con sus propias manos, pueden transformar el mundo en algo habitable y bello.




extracto adaptado de: https://www.escuelawaldorfibiza.es/blog/la-construccion-en-3.o-grado/