
Los niños y niñas de segundo grado realizaron un proceso de modelado en etapas, o ejercicios individuales y a la vez sociales, ya que el paisaje se va construyendo en conjunto con las producciones personales que resultan de cada encuentro.
Así como las formas, el modelado es importante para que los niños y niñas experimenten las formas y sus transformaciones con un material que permite el movimiento.
Realizamos varios ejercicios que reflejan el crecimiento del ser humano y que buscan regalar equilibrio y fluidez al desarrollo.
Cada momento es acompañado con imágenes, comenzamos por soltar material sobre la mesa, como gotitas de lluvia que las nubes dejan caer, en ese acto desinteresado por completo de objetivo, más que el hecho de soltar, dejamos ir exigencias, pensamientos que no colaboran, frustraciones… Luego recolectamos el material entre las manos, esas gotitas que habíamos dejado caer, las juntamos conociendo aquello que tenemos entre manos, le creamos una piel alisando todos los huequitos y salientes, esa piel que nos cuida, que nos protege, da límite, contención.
Otros ejercicios estuvieron vinculados a la verticalidad, la lateralidad, el equilibrio. Juntos luego armamos un largo río que se cerró en círculo, río que recorrieron con sus manitos alisando, creando piel, pasando agüita, caminando en ronda, disfrutando de las partes rápidas y de las mansas, ¡y de las dos cascadas!
En este río nacieron peces, ostras y barcas, cada ejercicio fue realizado con tiempo y cariño, estos momentos regalan un espacio interior cuidado. Los peces regalan movimiento y alegría, las ostras, tesoros de perlas, así como de nuestras bocas (el paladar es como una ostra) pueden salir buenas palabras que embellecen el entorno.
Y barcas timoneadas por seres humanos, barcas con remos o con velamen, con motores fuera de borda, con pescadores, con mamás y papás y hasta bebés en algunas.
Para llegar a tierra firme, construimos finalmente puentes sobre el río, puentes para encontrarnos en nuestra tierra a la cual agradecemos el regalo de poder estar juntos aquí y ahora.
Maestra Luciana Moreira