
Como cada año, desde hace casi dos décadas, el tercer grado preparó la tierra para la siembra del trigo. Y esta vez lo hizo recibiendo la visita de los niños y niñas de la escuela Cuarto Creciente que no tiene el espacio para hacerlo.
Siguiendo la tradición, cuarto y quinto grado reservaron parte de sus cosechas para que vuelvan a la tierra en la próxima siembra.
El trabajo en la tierra trae alegría y confianza y percepción del tiempo y esfuerzo necesario para los procesos de la Naturaleza. Seguir con las tradiciones sagradas trae veneración y el sentimiento de ser parte de algo mayor.
Que las lluvias traigan vida, que el sol despierte a las semillas, que las estrellas y la luna acompañen… Que la tierra siga siendo madre que recibe nuestro trabajo para devolvernos frutos maravillosos.