Cuando los jóvenes atraviesan el 11mo año de escolaridad, desean entender los principios que determinan no solamente la vida interior, sino también el mundo exterior. Se trata de encontrar el equilibrio entre interior y exterior, pueden entonces percibir matices, y por lo tanto se  abre una puerta hacia lo anímico, a pensar en el otro. Y este equilibrio entre interior y exterior es especialmente importante en la vida social. La consciencia social despierta con la habilidad de sentir empatía por los demás. En este sentido, la escuela Waldorf propone el trabajo en un Proyecto Socio-comunitario Solidario, trabajando durante una semana como voluntarios en lugares donde se asista a seres en situaciones de vulnerabilidad. Este trabajo los enfrenta con realidades de todo tipo, en diferentes lugares como asilos, comedores, centros de día, hospitales, hogares y fundaciones, y generalmente distintas a las propias. La realidad con la que se encuentran es la desigualdad en la que viven otros. Esta consciencia social va luego modificando la relación con familiares y amigos.

Comienza entonces la pregunta ¿Cómo puedo modificar al mundo?

Nuestros jóvenes han realizado esta pasantía desde el 8 al 12 de noviembre, fue hermoso verlos trabajar en la asistencia de otros, y es maravilloso leer sus retrospectivas sobre esa semana. Les dejamos de regalo aquí algunas frases escritas por ellos:

“Fue un golpe de consciencia”, “reflexioné sobre la vida”,  “vi otras realidades, gente que no tiene para comer”, “nos quejamos sin saber lo que tenemos”, “hay otras normalidades, capacidades diferentes que tenemos que ayudar a desarrollar”, “merecen más ayuda”, “siento que quiero volver”, “vi chicos con enojo y tristeza profunda”, “es fácil ayudar”, “vi el gran esfuerzo de las personas encargadas del lugar”, “me enseñaron más de lo que yo les pude enseñar”,  “agradezco a Dios y a la escuela el haberme dado esta oportunidad”, “el mundo nos necesita”.

Sin palabras.

Mónica Hedrera